LA IMPORTANCIA DE HABLARLE A TU HIJ@ DE SUS EMOCIONES

Algunas veces nosotros mismos como personas adultas no sabemos qué nos pasa y confundimos emociones con otro tipo de sensaciones y/o necesidades.

Por ejemplo: El mal humor con el hambre, sentimos enojo cuando realmente es hambre lo que tenemos. Esto pasa porque no siempre sabemos distinguir qué nos pasa en nuestro cuerpo y mente. Ahora imagina a un niño pequeño o no tan pequeño, que está empezando a conocer el mundo, su entorno, su cuerpo y también sus emociones.

  En un primer momento, el bebé llora porque no puede hablar, llora cuando siente frío, hambre, está mojado, está enfermo o también cuando tiene miedo o quiere expresar cualquier tipo de malestar físico o mental. Para él todavía no hay distinción entre externo/interno, mente/cuerpo. La madre y/o padre (o persona a su cuidado) es la que pone palabras a su llanto (emoción) y le dice “¿Qué pasa mi bebé? ¿Tienes frío? ¿Estás triste? ¿Quieres comer?” Ahí le estamos dando un significado a sus emociones. El bebé va poco a poco asociando su sentimiento a una palabra y un signficado.

Más grande, el niño empieza a hablar, ahí le tenemos que explicar qué son las emociones, cuáles son y qué hacer con ellas. Ninguna emoción es mala, suelo decirle a mis pacientes que son como los colores, ninguno es feo o bonito realmente, simplemente son y uno le atribuye connotaciones. Socialmente nos enseñan que el negro es tristeza y el rosa de niñas como el enojo y la envidia son malos y el amor es bueno, pero realmente los colores son colores y las emociones son emociones.

Debes de dejar que tu hijo sienta tanto enojo como amor, envidia como felicidad ya que eso lo va enriquecer como persona. Hay que enseñarle que sentir no es malo, es parte de lo que somos. Lo “malo” es qué hacemos con éstas emociones. NO es malo enojarse, lo importante es saber qué hacer con ese enojo ya que no es lo mismo:

  • Me enojo y pego (impulso)
  • Me enojo y me enfermo (se va al cuerpo o somatizar)
  • Me enojo y me aislo (se crea un rasgo de carácter)
  • Me enojo y hablo de lo que me pasa (lo ideal)

 

Las emociones reprimidas pueden causar diferentes malestares: depresión, ansiedad, aislamiento social, enfermedades físicas, problemas estomacales, dolores de cabeza, entre otras.

¿Cuándo acudir a terapia?

Si eres papá te invito a que le hables de las emociones a tu hijo y si es necesario que acudas a una terapia para conocer las tuyas y asi poder transmitírselas mejor a tu hijo. Uno no siempre está obligado como papá a saberlo todo pero por eso existen orientadores terapéuticos.

Comunícate al 55 45523118 y te agendamos una cita. La primera es gratis.