SI NO ES LIO NO ES ADOLESCENCIA
Muchas veces, cómo padres y adultos vemos las cosas desde nuestra perspectiva y se nos olvida lo que es ser adolescentes, se nos olvida que nosotros también atravesamos esa etapa, pero no recordamos cómo fue o lo recordamos desde nuestra perspectiva.
Como padres queremos lo mejor para nuestros hijos, esperamos que saquen buenas calificaciones, sean él o la mejor en la escuela, no se metan en problemas, no prueben las drogas, no tomen, ni fumen, no tomen malas decisiones o de forma impulsiva, que tengan buenas amistades y la lista de las expectativas continua. Desde antes de que nuestro bebé nazca como padres podemos llegar a fantasear en cómo será, qué hará y proyectamos en él o ella nuestros deseos. Pensamos en un nombre, el color del cuarto, su ropa, a qué clases queremos que vaya.
Por ejemplo: Si es niña, ballet, si es niño futbol. Ya sabemos a qué escuelita de ballet queremos que vaya o a que equipo le irá “obvio será a los Puma” pensamos.
Uno pone muchas fantasías, deseos y expectativas en los hijos y muchas veces trata de realizar a través de ellos cosas que uno mismo quiso hacer en la adolescencia y no pudo. Lo difícil es cuando uno se topa con la realidad y se da cuenta que la niña escogió natación y que el niño le va al América (risa). Entonces uno como padre tiene que replantearse todo y darse cuenta de que el adolescente está viviendo y construyendo sus propias metas, expectativas, sueños y deseos, en conclusión, su propia vida y no siempre es la que uno hubiese querido e imaginado para él/ella, pero no por eso está mal. A veces como padre uno cree que los hijos son los que están mal porque no están cumpliendo con nuestras expectativas cuando tal vez somos nosotros los que tenemos que trabajar en nuestras emociones y frustraciones.
Durante la adolescencia, a nivel fisiológico, el cerebro aún no ha terminado de madurar y la última área que madura es la corteza prefrontal que ayuda a calibrar los riesgos, se ocupa del control de impulsos, el juicio y la toma de decisiones. Por eso los adolescentes tienen conductas rebeldes y cometen imprudencias, las funciones todavía no están consolidadas. Por lo mismo, la adolescencia no es orden, limpieza, obediencia, razonamiento ni comprensión; la adolescencia se trata de desastres, enojos, peleas, rivalidades, intensidades, fiestas, amistades, locuras, líos tanto externos como internos.
La adolescencia es una etapa caótica y difícil de atravesar, no nada más para el adolescente sino para todo aquel que se encuentre a su alrededor: maestros, vecinos, amigos, hermanos y sobre todo para los padres. ¿Por qué? Porque los adolescentes son como una bomba de tiempo a punto de explotar y no nada más tenemos que lidiar con sus emociones desbordadas sino también con las nuestras. La adolescencia de tu hij@ te removerá y te hará recordar la tuya (consciente o inconscientemente). La adolescencia de tu hij@ te provocará celos, rivalidad, frustración, enojo, entre muchas más emociones.
Por ejemplo: Como mamá, cuando tu hija empieza a crecer, a tener cada vez más un cuerpo de mujer, uno empieza a darse cuenta de cómo una va perdiendo cada vez más ese cuerpo y ya no tiene la figura que solía tener. Eso provoca celos y rivalidad. Como papá tal vez, el darte cuenta que tu hijo tiene toda la energía del mundo, se levanta temprano y se acuesta tarde y puede salir a divertirse con sus amigos sin sufrir de sueño o cansancio y te das cuenta que los años han pasado y no volverán.
¿QUÉ HACER?
Ahora te preguntarás ¿Entonces qué hago como mamá o papá con tanto lio y con tanta emoción? ¿Cuáles son mis funciones y cuál es mi rol como padre en esta etapa?
La adolescencia, se trata también de separaciones, crecimiento, aprendizajes, encontrar una identidad propia y la única manera para esto es a través del ensayo y error, no hay de otra. Yo sé que como papá quieres ahorrarle a tu hij@ el sufrimiento, el dolor, el fracaso y resolverle la vida, pero eso no es posible y puede ser contraproducente ya que no lo ayudas a crecer y adquirir habilidades necesarias para resolver y enfrentar por si solo la vida.
¿Cómo le puedes ayudar a tu hij@?
¿Te acuerdas cuando tu bebé empezó a caminar? De seguro se cayó muchas veces antes de aprender a sostenerse y caminar bien, así mismo pasa en la adolescencia, tu hijo va a caerse una, dos o mil veces hasta aprender, es decir va a cometer errores y a equivocarse. Eso no quiere decir que uno lo tiene que soltar por completo, la función de los padres en esta época es contener pero no retenerlos. Como cuando empezaba a caminar, uno estaba cerca para cacharlo, levantarlo, agarrarlo o sobarlo si es que era necesario; en esta nueva etapa, como padres, hay que contener, sostener y proteger igual, pero esta vez poniendo límites: horarios, reglas, diciendo “no” cuando es necesario, acordando obligaciones y derechos.
Los límites son muy importantes, pero no pueden ser los mismo de cuando era un niño, tienen que ser más flexibles y adecuados a su edad.
PON REGLAS SIN ESPERAR QUE LAS SIGA TODAS: Has con ellos una lista de las “reglas del juego” dentro y fuera de la casa. Establece reglas que consideres que sean importantes respetar y llevar a cabo en donde habrá deberes, permisos y también consecuencias si no se cumplen ciertas reglas. No esperes que las siga todas, las va romper, pero tu rol será recordárselas cuantas veces sean necesarias. Es fundamental acordar con tu adolecente estas reglas porque si de repente llegas con una nueva regla sin ser acordada previamente lo van a vivir como agresión o imposición y será más difícil que la acepte.
PON LÍMITES: En esta época son muy importantes los límites ya que el adolescente está desbordado emocionalmente y todavía no es capaz de contener sus impulsos y emociones. El saber cuándo decir “no” es importante, las reglas y horarios que acordaste con tu adolescente te pueden ser de mucha ayuda.
SE FLEXIBLE: Aunque haya reglas, horarios y límites, uno tiene que aprender a ser flexible con esto y entender que ya no son niños y tienen cada vez más necesidades, sobre todo sociales. Van a querer asistir a todas las fiestas, eventos y salidas, uno tiene que poder decir SI aunque no estaba planeado o dejarlos cometer ciertos errores.
SE TOLERANTE: En esta etapa van a desafiarnos y sacarnos de nuestras casillas. Hay que ser tolerantes con sus emociones de enojo, celos, rivalidad, envidia, etc porque tú serás la contención de estas emociones, literalmente te las van a aventar. Uno se vuelve su bote de basura de toda agresión. Hay que poner límites pero también tolerar y recordar por lo que está pasando tú hij@.
EL DUELO
Como adolescentes están atravesando muchos cambios, es decir muchos duelos: Cambian escuela, amistades, cuerpo, ropa, gustos, etc. Hay que entender y tolerar esos cambios bruscos internos y externos.
Como padres también se atraviesa un duelo: la pérdida de nuestro bebé que está creciendo para convertirse en adulto.
Durante su niñez, fuiste el ídolo, el súper héroe o la súper mamá, el/la amig@, el cómplice; durante su adolescencia tienes que aguantar ser el/la mal@ de la historia, aguantar que un día te ame y al otro te odie, un día quiera estar todo el día viendo pelis contigo y acompañarte a donde sea y al otro ni verte ni hablarte. Esto pasa por que se está separando: La separación sucede durante este periodo y tú deber será ayudarle a hacerlo de la forma más sana posible. Su cuarto se volverá su santuario, su resguardo, déjalo tener su espacio, lo necesita. Necesitas respetar su espacio y sus tiempos así permitirás una sana separación.
Todos estos sucesos son propios de una sana y normal adolescencia. Si tu adolescente no está presentando estos “Síntomas” es porque no está pudiendo separarse o lidiar con estas emociones y prefiere quedarse en la infancia. Ayúdalo a crecer.
Si tú como padre no estás pudiendo lidiar con sus o tus emociones no dudes en contactar a nuestros especialistas que te podrán ayudar con tus y sus angustias, te guíen para una mejor convivencia y sano desarrollo.
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